Madrugamos en Trichy para desayunar una masala dosa (que viene siendo nuestro desayuno habitual, a ver si ponemos foto) y emprender rumbo a Tanjore, ciudad situada a unos 40 kms y a la que llegamos despues de un viaje de hora y media en autobus, a pesar de que gran parte del trayecto transcurria por autopista.
El viaje habria sido el tipico viaje en autobus en el que uno mira por la ventana y disfruta del paisaje si Edurne, nuevamente en su papel de Edurne, no se hubiera empeñado en tratar de convencerme de que el conductor se estaba durmiendo mientras conducia. La conversacion vino a ser algo como esto:
Edurne: (alarmada) Rafa, mira el conductor, se le cierran los ojos, se esta durmiendo!
Edurne: Que no, que se duerme de verdad, mira mira!, se le cierran los ojos!
Rafa: Pero... tu has visto a algun indio completamente despierto?, ellos son asi!.
Edurne: Y encima se va haciendo masajillos en el cuello, y claro, asi se queda grogui!.
Rafa: Y tambien se saca pelotillas de la nariz, y de las orejas, y se las mete en la boca, y las mastica... con tanta actividad, como se va a quedar dormido?.
Edurne: Dile algo!, hablale!, preguntale algo!, dile al revisor lo que esta pasando!
Rafa: Edurne!, dejate de paranoias!, que el tio controla!, esquiva todos los obstaculos, toca la bocina y... tambien se saca pelotillas de los pies mientras conduce!!! este tio es un maquina!
Y ya Edurne, viendo que en realidad, el chofer era un fuera de serie, y que nadie puede dormirse al volante mientras se saca pelotillas de los pies... se relaja y vuelve a mirar por la ventana y a disfrutar del paisaje, aunque mirando de reojillo al conductor de vez en cuando.
(Tal vez la transcripcion de la conversacion no sea del todo literal, pero lo narrado es cien por cien veridico)
Llegamos a Tanjore con calor asfixiante, y nos quedamos con la segunda habitacion que vemos, que no era gran cosa, pero es que tampoco parecia haber mucho donde elegir.
Nos aventuramos a salir a hacer un poco de turismo, que es una cosa que habitualmente hacemos los turistas, y visitar el Palacio de Tanjore.
Y como a mi no se me da bien hacer descripciones en general, pues ya pondremos unas fotos de lo que habia por alli, que tampoco era gran cosa, todo un poco decrepito, repleto de telarañas y de mierda de murcielago, aunque alguna que otra sala con esculturas en hierro y bronce y un patio con cierto encanto nos reconcilio un poco con el lugar.
Ya por la tarde, salimos del hotel con la intencion de ver el templo de Brihadeeswara, la mayor atraccion de la ciudad, aunque en realidad, ni llegamos a salir, porque desde la puerta del hotel vimos la que se avecinaba, que no era otra cosa que una señora tormenta, con sus rayos, sus truenos, su viento huracanado, sus piruletas de fresa y su lluvia torrencial, asi que pasamos algun tiempo en la recepcion del hotel hablando con el dueño, y escuchando sus extrañas recomendaciones sobre lo que debiamos visitar en nuestro viaje.
Tras la tempestad llego la calma, y tras recoger algunas piruletas de fresa, aprovechamos para acercarnos al templo. Era la hora del atardecer y una bonita luz caia sobre la piedra rojiza, tan bonita era la luz que paramos a comprar arroz inflado con cacahuetes en un puesto callejero, os podeis hacer una idea, bonita bonita...
Una deliberacion improvisada nos llevo a hacer un cambio de planes sobre lo previsto el dia siguiente que finalmente derivo en la decision de no visitar el templo en ese momento, y no porque la luz no fuera bonita, que lo era, sino porque entre otras cosas se hacia de noche, y con la tormenta, todo estaba embarrado, lleno de charcos, y los zapatos no son bien recibidos en los templos hindues. Camino de vuelta al hotel nos pillamos un par de paquetes de patatas lays, cuatro miniplatanos y un mango, que junto con el arroz inflado con cacahuetes hicieron las veces de cena.
Asi que a la mañana siguiente, a eso de las siete de la mañana, ya estabamos dando vueltas por el templo, y no estabamos solos ni mucho menos, que aqui la gente madruga, y mucho.
Vuelvo a evitar la descripcion del templo recurriendo a las fotos, tan solo decir que a mi, personalmente, es el templo que mas me ha gustado de todos los que llevamos vistos en este viaje (y ya van unos cuantos).
Tras la visita al templo desayunamos otra masala dosa (que pesaos!) y cogimos el autobus con direccion a Trichy, esta vez sentados en la ultima fila, felices en nuestra ignorancia.
Aunque no lo merezca, tal vez escribamos otro post sobre nuestro dia y medio de arrastraos en Trichy, aunque tal vez sea suficiente con el siguiente resumen: vimos la tele, comimos rico, nos dimos una buena pateada por calles polvorientas y llenas de trafico, sufrimos algun que otro corte de luz (cosa por otra parte bastante habitual en India), compramos mas insecticida y cogimos un tren nocturno con direccion a Rameswaram, que es desde donde estoy escribiendo este post. Y una vez dicho esto, a menos que a Edurne se le antoje añadir algo, capitulo concluido. Proximamente Rameswaram, donde ya nos han pasado cosas graciosas que... a ver como las contamos.
Ah, y ya estan puestas las fotos de Trichy...
Besitos
El viaje habria sido el tipico viaje en autobus en el que uno mira por la ventana y disfruta del paisaje si Edurne, nuevamente en su papel de Edurne, no se hubiera empeñado en tratar de convencerme de que el conductor se estaba durmiendo mientras conducia. La conversacion vino a ser algo como esto:
Edurne: (alarmada) Rafa, mira el conductor, se le cierran los ojos, se esta durmiendo!
Rafa: Anda ya, el tio se aburre, normal, conduciendo a 60 por hora por autopista... eso si, la de gasolina que se ahorra, riete tu de la limitacion de Zapatero a 110.
Edurne: Que no, que se duerme de verdad, mira mira!, se le cierran los ojos!
Rafa: Pero... tu has visto a algun indio completamente despierto?, ellos son asi!.
Edurne: Y encima se va haciendo masajillos en el cuello, y claro, asi se queda grogui!.
Rafa: Y tambien se saca pelotillas de la nariz, y de las orejas, y se las mete en la boca, y las mastica... con tanta actividad, como se va a quedar dormido?.
Edurne: Dile algo!, hablale!, preguntale algo!, dile al revisor lo que esta pasando!
Rafa: Edurne!, dejate de paranoias!, que el tio controla!, esquiva todos los obstaculos, toca la bocina y... tambien se saca pelotillas de los pies mientras conduce!!! este tio es un maquina!
Y ya Edurne, viendo que en realidad, el chofer era un fuera de serie, y que nadie puede dormirse al volante mientras se saca pelotillas de los pies... se relaja y vuelve a mirar por la ventana y a disfrutar del paisaje, aunque mirando de reojillo al conductor de vez en cuando.
(Tal vez la transcripcion de la conversacion no sea del todo literal, pero lo narrado es cien por cien veridico)
Llegamos a Tanjore con calor asfixiante, y nos quedamos con la segunda habitacion que vemos, que no era gran cosa, pero es que tampoco parecia haber mucho donde elegir.
Nos aventuramos a salir a hacer un poco de turismo, que es una cosa que habitualmente hacemos los turistas, y visitar el Palacio de Tanjore.
Y como a mi no se me da bien hacer descripciones en general, pues ya pondremos unas fotos de lo que habia por alli, que tampoco era gran cosa, todo un poco decrepito, repleto de telarañas y de mierda de murcielago, aunque alguna que otra sala con esculturas en hierro y bronce y un patio con cierto encanto nos reconcilio un poco con el lugar.
Ya por la tarde, salimos del hotel con la intencion de ver el templo de Brihadeeswara, la mayor atraccion de la ciudad, aunque en realidad, ni llegamos a salir, porque desde la puerta del hotel vimos la que se avecinaba, que no era otra cosa que una señora tormenta, con sus rayos, sus truenos, su viento huracanado, sus piruletas de fresa y su lluvia torrencial, asi que pasamos algun tiempo en la recepcion del hotel hablando con el dueño, y escuchando sus extrañas recomendaciones sobre lo que debiamos visitar en nuestro viaje.
Tras la tempestad llego la calma, y tras recoger algunas piruletas de fresa, aprovechamos para acercarnos al templo. Era la hora del atardecer y una bonita luz caia sobre la piedra rojiza, tan bonita era la luz que paramos a comprar arroz inflado con cacahuetes en un puesto callejero, os podeis hacer una idea, bonita bonita...
Una deliberacion improvisada nos llevo a hacer un cambio de planes sobre lo previsto el dia siguiente que finalmente derivo en la decision de no visitar el templo en ese momento, y no porque la luz no fuera bonita, que lo era, sino porque entre otras cosas se hacia de noche, y con la tormenta, todo estaba embarrado, lleno de charcos, y los zapatos no son bien recibidos en los templos hindues. Camino de vuelta al hotel nos pillamos un par de paquetes de patatas lays, cuatro miniplatanos y un mango, que junto con el arroz inflado con cacahuetes hicieron las veces de cena.
Asi que a la mañana siguiente, a eso de las siete de la mañana, ya estabamos dando vueltas por el templo, y no estabamos solos ni mucho menos, que aqui la gente madruga, y mucho.
Vuelvo a evitar la descripcion del templo recurriendo a las fotos, tan solo decir que a mi, personalmente, es el templo que mas me ha gustado de todos los que llevamos vistos en este viaje (y ya van unos cuantos).
Tras la visita al templo desayunamos otra masala dosa (que pesaos!) y cogimos el autobus con direccion a Trichy, esta vez sentados en la ultima fila, felices en nuestra ignorancia.
Aunque no lo merezca, tal vez escribamos otro post sobre nuestro dia y medio de arrastraos en Trichy, aunque tal vez sea suficiente con el siguiente resumen: vimos la tele, comimos rico, nos dimos una buena pateada por calles polvorientas y llenas de trafico, sufrimos algun que otro corte de luz (cosa por otra parte bastante habitual en India), compramos mas insecticida y cogimos un tren nocturno con direccion a Rameswaram, que es desde donde estoy escribiendo este post. Y una vez dicho esto, a menos que a Edurne se le antoje añadir algo, capitulo concluido. Proximamente Rameswaram, donde ya nos han pasado cosas graciosas que... a ver como las contamos.
Ah, y ya estan puestas las fotos de Trichy...
Besitos
El Palacio
El Palacio
Mas palacio
Ya voy atreviendome con los elefantes
Con las diosas del universo
El templo
El omnipresente Ganesh
esculpido en la torre del templo
Un dios o demonio barrigon
Arriba vendiendo arroz inflado, que son los Krispies de toda la vida pero en picante
Y abajo un muchacho que no solo no se enfado cuando no le quisimos comprar nada sino que encima nos pide una foto. Son majos estos indios.
Entiendo a Edurne!! Yo habría sido igual con lo del conductor del autobús, y Keith probablemente igual que Rafa. No pasa nada!!! xxx
ResponderEliminar¡Hola de nuevo! qué bien nos informáis de vuestras "aventuras indias". Edurne, vas a tener que reconciliarte con los dioses y no decir mentiras ¡no vayas a ir al infierno!, eh? Muy gracioso el diálogo en el autobús sobre el chófer, Rafa tranquilo como siempre. Besitos desde Écija. Carmen, Valle, Papá y Mamá.
ResponderEliminarCreo definitivamente,que tenéis un buen futuro en la Literatura,parte real,parte retórica,imaginación y ficción; lo bordáis.Deberíais ir buscando editorial.Y unas fotos preciosas ,reunís todos los mimbres para un futuro best seller.
ResponderEliminarMe pongo la primera para que me firméis un ejemplar, ¿veis ?ya me monté yo mi historia.
Esperamos con impaciencia la vuestra,en cómodas entregas,que esas son las que cuentan y nos interesan.Besitos choqueros.
Papá -mamá.
Rafa tenias que haber cogido el volante
ResponderEliminarpara que Edurne estuviese tranquila
Besossssssssssssss
Meme